En esta entrada hablaremos de números puesto que la parte económica de la empresa es su sustento. Si nos ponemos a pensar en los profesionales que trabajan en una empresa consideramos que todos y cada unos de ellos que ocupan un puesto de trabajo lo hacen porque su función es indispensable, y así es, hay gasto en la empresa que son necesarios, como puede ser la publicidad, el marketing, o la seguridad y la higiene. Entonces debemos cambiar la percepción de que la figura del pedagogo/a en una empresa es un gasto extra, ¡¡Saquémosle rentabilidad!
👇 EJEMPLO👇
Una formación impartida por una empresa externa para 100 trabajadores, consta de 16 horas de curso, el material que se ofrece es una cantidad de lecturas (algo muy genérico), el precio es de 25€ por persona/ hora. La formación le cuesta a la empresa un total del 40.000€ y su nivel de conocimiento es medio, la calidad ofrecida en la formación es bastante pobre, debida a la inexistente interacción y recursos utilizados.
Mientras que si tenemos un profesional formativo en nuestra empresa, esta misma formación la puede impartir en una media de dos horas, optimizando el tiempo reducimos costes, invirtiendo en la formación de los trabajadores 5.000€ a lo que se le suma 2.500€ por el coste del diseño de la formación, la totalidad de la inversión es de 7.500€.
El ahorro de 32.500€
Pero además....
👍 El pedagogo/a conoce de primera mano la necesidad de la empresa
✋ Stop a los cursos generalizados que en muchas ocasiones no se adaptan a nuestros trabajadores
👍 El pedagogo sabe en que momento u horarios impartir la formación (preferiblemente dentro del horario de trabajo)
✋ Que la formación no sea un suplicio para los trabajadores
👍 Mejora el clima de empresa y el trabajo en equipo
👍 Formaciones dinámicas y cercanas
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