7. Formación continua

    Como bien hemos visto en la entrada anterior, las empresas han de amoldarse a los cambios que demanda la sociedad globalizada, y es un buen momento para que la pedagogía laboral forme parte de estos cambios. Como bien cita Sánchez (2014), la empresa ahora no solo compite para obtener un mayor beneficio, sino que ahora también es momento de innovar y conocer el contexto en el que se desarrolla la empresa.

    Fijándonos en las pirámides que expusimos en la entrada anterior, podemos concluir que en la primera, en la clásica, la formación del trabajador no tendría mucho sentido, más que para mejorar la productividad de la empresa. Sin embargo, en la actual, el personal es el recurso más importante que posee la empresa, ahora el trabajador es una persona activa que está en contacto con el cliente, que conoce sus necesidades y las traslada a los departamentos superiores, como vimos anteriormente, la pirámide está invertida, es por ello que la empresa actual: ⬇⬇

"Deben orientarse hacia modelos de calidad donde las series de producción son más cortas y más diversas. Se establece la necesidad de una mayor variedad de productos para alcanzar la máxima cuota en un mercado caracterizado por la competitividad, la globalización y la sostenibilidad"
(Sánchez, 2014. p. 87)

    Esta situación pone a la pedagogía laboral como protagonista para alcanzar una mayor competitividad y sostenibilidad empresarial y es entonces cuando la inversión en formación empresarial es necesaria, pues la formación no solo tienen impacto en el empleado favoreciendo su formación continua, crecimiento personal y habilidades; sino que también repercute en en los beneficios de la empresa, puesto que a empleados más formados, mayor capacidad de habilidades y mayor competencia empresarial. La formación continua de la persona se convierte por tanto en un elemento primordial, que favorece nuevos aprendizajes y a un reciclaje permanente que favorece la competitividad empresarial (Gálvez, Gonzáles, Saiz, s.f.), que por tanto tiene una una repercusión muy positiva en la persona, ya que al mejorar la formación, mejora su empleabilidad y por tanto su calidad de vida.

    Pero España se encuentra a la cola, en lo que a formación continua respecta, con respecto a la Unión Europea, en parte por, tal y como citan Gálvez, Gónzales y Saiz (s.f) "el aprender haciendo" a sustituido a la formación formal y continua en nuestro país; la cual tiene sus inicios en 1992 con la firma del I Acuerdo Nacional de Formación Continua. En dicho acuerdo la gestión de la formación continua pasa a ser responsabilidad de la FORCEM (Fundación para la Formación Continua), dicha entidad tiene como objetivo brindar a las empresas procesos de desarrollo de programas de formación para sus empleados. Sin embargo, como se puede observar en el siguiente gráfico, en España la formación empresarial aún no está muy reconocida, aunque los datos son no son del todo reciente, se puede decir que la situación no ha cambiado mucho.

Datos extraídos de; Gálvez, González, Saiz (s.f). Gráfico de elaboración propia.


    Y para terminar esta entrada, os dejo un podcast de la radio Voz de Getafe, la cual tiene un programa dedicado a la Pedagogía Laboral, en este hablan de la formación en la empresa y la importancia de la misma.




Referencias:

Gálvez Gálvez, C., González Flores, A., & Sainz Santos, M. Estudio comparativo de la Formación Contínua en España en relación con la Unión Europea. Universidad del País Vasco. XIV Jornadas de la asociación de la Economía de la Educación.


Sánchez Morales, P. J. (2014). El papel de la pedagogía en la formación   empresarial. Cuestiones Pedagógicas. Revista de Ciencias de la Educación, (23), 85-104.



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